La incapacidad del corazón para mantener una circulación sanguínea adecuada se denomina insuficiencia cardíaca. Esta puede deberse tanto a falla de la función de bomba del corazón (insuficiencia central), como a un aflujo insuficiente de sangre al corazón (insuficiencia periférica). La insuficiencia cardíaca central, a su vez, puede deberse a la falla de la contractibilidad del miocardio o a lesiones valvulares que impiden o dificultan mecánicamente el paso de la sangre a través del corazón. En la mayoría de los casos, ambos factores participan en su producción. Así, por ejemplo, una estrechez valvular, al aumentar la resistencia al flujo de la sangre, incrementa el trabajo del miocardio y puede conducir con el tiempo a su insuficiencia. Esta insuficiencia repercutirá naturalmente sobre el organismo entero (edema, congestión pulmonar, hepatomegalia, ascitis, etc.).
Siempre que el volumen minuto (5 l) disminuye, estaremos frente a una insuficiencia cardiaca. La disminución del volumen minuto puede llegar hasta un 50%.
La taquicardia exagerada es otra de las causas de la insuficiencia cardiaca. Cabe recordar aquí que mientras no sobrepase ciertos límites (120-150 por minuto), es decir, mientras no reduzca el llene ventricular, la taquicardia es un mecanismo eficaz de compensación de la insuficiencia cardiaca. Sólo si la taquicardia disminuye el llene del ventrículo, decrece el volumen minuto y se produce insuficiencia cardiaca. La taquicardia excesiva agrava la insuficiencia porque acorta el diástole, período en que se realiza la irrigación del miocardio.
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