Los jugos digestivos producidos por las glándulas del intestino mismo o anexas a él son en general ricos en bicarbonato que no sólo neutralizan el contenido duodenal, sino que lo tornan débilmente alcalino. Los jugos digestivos aumentan considerablemente el volumen del contenido intestinal (el volumen del jugo pancreático es alrededor de 1 l/24 hrs. y el de las otras glándulas puede alcanzar a 3 litros en el mismo tiempo).
El jugo pancreático contiene, además de agua, Na+ y K+ en una concentración igual a la del plasma. El ion de mayor importancia es el HCO3-, cuya concentración es aproximadamente 5 veces mayor que en la sangre. Los componentes orgánicos del jugo pancreático son principalmente enzimos digestivos y/o sus precursores. Entre los enzimos son especialmente importantes la tripsina, la quimiotripsina y la carboxipeptidasa, La tripsina actúa lentamente sobre las proteínas (ovoalbúmina, colágeno, hemoglobina, etc.) y en forma más rápida sobre las proteínas desnaturalizadas por cocción. Los productos de degradación producidos por la tripsina, son digeridos por la quimiotripsina que los hidroliza gradualmente hasta peptonas, polipéptidos y finalmente aminoácidos. La carboxipeptidasa, rompe las uniones terminales peptídicas vecinas al grupo carboxílico.
El jugo pancreático contiene además otros dos enzimos relacionados con la digestión de las proteínas, la ribonucleasa y la desoxicarbonucleasa, cuya función es degradar a los polinucleótidos hasta mononucleótidos.
El páncreas interviene, mediante la lipasa pancreática, en la digestión de las grasas degradándolas hasta ácidos grasos y monoglicéridos. Los ácidos grasos se combinan con los álcalis intestinales para formar jabones, que son solubles en agua. Las sales biliares disminuyen la tensión superficial entre agua y grasas neutras, permitiendo una fina emulsión de estas últimas, lo que aumenta enormemente la superficie que presentan las grasas a la acción de la lipasa y facilita en esta forma su acción digestiva.
La amilasa, otro enzimo pancreático, interviene en la digestión de los hidratos de carbono, transformando el glucógeno y el almidón en maltosa. La maltosa, bajo el efecto de la maltasa pancreática, se convierte en glucosa y como tal pasará por la mucosa intestinal a la circulación. E1 organismo humano carece de b -amilasa, que en los herbívoros facilita la digestión de la celulosa. Por esta razón el ser humano es incapaz de aprovechar la celulosa.
Tres mecanismos regulan la secreción pancreática. Un mecanismo nervioso reflejo (incondicionado), por el cual el vago incrementa la secreción de un jugo pancreático rico en enzimos y de densidad alta. El simpático, no modifica el volumen de la secreción, pero disminuye su contenido en enzimos. Se ha demostrado que los receptores para este reflejo son quimioceptores (receptores gustatorios) localizados en la boca, su mecanismo de acción es igual al descrito para la secreción gástrica. E1 nervio aferente es el vago y los impulsos eferentes (secretores) llegan al páncreas también por vía vagal.
El segundo mecanismo nervioso es de carácter reflejo condicionado. Como la secreción del jugo pancreático se inicia casi simultáneamente con la del jugo gástrico, parece lógico suponer que es inducida en su etapa inicial por un reflejo condicionado, similar al que estimula la secreción gástrica.
Finalmente existe un mecanismo hormonal, demostrado por la observación de que el contenido gástrico, una vez en el duodeno, induce la secreción aun en un páncreas totalmente denervado. Pero la cantidad y composición del jugo pancreático así producido es diferente al que se obtiene por estimulación vagal. Su volumen es mayor pero su contenido de enzimos es menor. De acuerdo con los experimentos de Pavlov, el contenido ácido del duodeno induciría en éste la producción de una sustancia que llega por vía sanguínea al páncreas, estimulando su actividad secretora. Cualquier estímulo mecánico de esta mucosa puede causar el mismo efecto. La hipótesis de Pavlov fue comprobada a principios de este siglo por Bayliss y Starling, quienes observaron que la presencia de un ácido, o sea, la acidificación de la mucosa duodenal denervada, intensifica también la secreción en el páncreas de nervado. Este efecto no se obtiene por el suministro de ácido por vía endovenosa. La sustancia liberada en la mucosa duodenal bajo la acción de la acidez y que actúa sobre el páncreas por vía humoral, es la secretina. Como ya se ha mencionado, la secretina estimula la secreción de un jugo pancreático abundante, pobre en enzimos pero rico en álcalis. El jugo pancreático alcalino neutraliza la acidez del contenido duodenal, pero tiene escasa acción digestiva. La neutralización del contenido duodenal es de gran importancia, ya que los jugos digestivos sólo son efectivos en medio neutro 0 alcalino. Neutralizado el contenido duodenal, la secretina y con ella la secreción del páncreas se detiene por un mecanismo de retroalimentación negativa. Es decir, el contenido duodenal neutro inhibe la secreción del jugo pancreático. Los extractos de mucosa duodenal, suministrados por vía sanguínea, intensifican la secreción pancreática rica en enzimos. Esto demuestra que la mucosa del duodeno secreta, además de secretina, otra hormona, la pancreozimina, cuyo efecto sobre el páncreas es similar al obtenido por la estimulación vagal (jugo rico en enzimos). La secreción de la pancreozimina es intensificada por los productos de la digestión de las proteínas y grasas.
En resumen, se puede decir que la secreción pancreática es regulada por los siguientes factores:
1. GastrinaLa importancia del factor vagal es muy discutida. Los experimentos de los últimos años parecen indicar que la acción del vago es sólo permisible, es decir, condiciona las células del páncreas para que, bajo el efecto de los factores humorales mencionados, inicie su secreción. El vago, por lo tanto, no es el nervio secretor del páncreas.
2. Secretina
3. Pancreozimina
4. Actividad Vagal.
En resumen: la secreción pancreática, a semejanza de la del estómago, tiene una fase cefálica (refleja) y una fase intestinal (humoral). La secreción de la fase intestinal es cuantitativamente superior y de mayor duración que la inducida por los mecanismos reflejos. Sin embargo, el nervio vago parece tener una participación importante como factor permisible en la fase humoral ya que los enzimos y sus precursores no son excretados por la glándula privada de su inervación vagal. En la figura 72 se representan
en forma esquemática los diferentes factores que regulan la secreción del jugo pancreático.
La mucosa del intestino delgado tiene una doble función, en cuanto interviene no sólo en la digestión, sino también en la absorción de los alimentos. Estas funciones están reguladas y sincronizadas conforme a las necesidades del momento. La secreción del intestino delgado, a diferencia de las del estómago y duodeno, es continua, pero de intensidad variable. La distensión del intestino estimula la secreción (por un mecanismo nervioso reflejo cuya vía eferente es cl nervio vago) de un jugo digestivo rico en enzimos. El simpático tiene efecto inhibidor de la secreción. Hay que recalcar que este jugo digestivo permanece en el ribete estriado y pasa al lumen intestinal arrastrado por los alimentos. Se han obtenido evidencias experimentales importantes, aunque no irrefutables, de que existe también una regulación humoral de la secreción intestinal. Así, se ha logrado obtener de la mucosa intestinal un extracto cuyo suministro endovenoso aumenta no sólo el volumen del contenido intestinal, sino también sus enzimos. La mucosa elaboraría, por lo tanto, una hormona que se ha denominado enterocrinina, la cual induciría la secreción por vía humoral.
El intestino grueso tiene como función principal la formación de las heces. El contenido del intestino delgado pasa al ciego en forma periódica, debido, como ya hemos explicado, a las contracciones del intestino delgado y a la relajación periódica del esfínter íleo-cecal. El paso del alimento al intestino grueso se efectúa aproximadamente 4 a 6 horas después de su ingestión. El contenido del intestino grueso careo de sustancias aprovechables por el organismo. La función de este segmento del tubo digestivo es la formación de heces a partir de las sustancias no aprovechables y de los jugos digestivos no reabsorbidos. Además secreta mucina, secreción que es inducida por la distensión causada por la llegada de contenido desde cl íleon. A su nivel, se absorbe prácticamente sólo agua y sales. En el recto y en la última porción del sigmoídeo existe un plexo venoso submucoso, que permite la absorción de ciertos líquidos, sustancias alimenticias y fármacos suministrados por vía rectal. Estas sustancias pasan por la vena cava inferior directamente a la circulación general sin circular previamente por el hígado. Esto evita la acción inactivadora que el hígado ejerce sobre las sustancias absorbidas.
El intestino grueso tiene una rica flora bacteriana, especialmente coli y lactobacilos, que degradan la celulosa de los alimentos de origen vegetal. Estos pueden así ser digeridos. El papel de la flora bacteriana es en el hombre de poca importancia, pero no así en los animales herbívoros, en los cuales cumplí una función indispensable para la digestión de los vegetales ingeridos. Los antibióticos de amplio espectro, pueden esterilizar el. intestino grueso y producir cuadros carenciales de cierta importancia.
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