La integridad de la membrana es fundamental para mantener la función normal de la célula, ya que de ella depende el paso de moléculas o iones hacia el interior y hacia el exterior de la célula. Asegura en esta forma la constancia de la composición del líquido intracelular, condición básica de la supervivencia. La membrana celular está formada por proteínas y lípidos y su probable estructura está representada esquemáticamente en la figura 7.
Sobre la base dé sus funciones, se acepta que la membrana está formada por una capa bimolecular de lípidos, y que posee poros. Su estructura porosa, sin embargo, no ha sido comprobada hasta ahora ni aun con los microscopios electrónicos más potentes. La capa lipídica permite el paso sólo de substancias liposolubles, y las que no lo son, incluyendo el agua, pasarían por los poros.
Se dice que la membrana celular es permeable o semipermeable, expresión que en realidad no expresa exactamente las propiedades inherentes a su comportamiento funcional. Parecería más adecuado definirla como selectivamente permeable, por cuanto permite el paso de algunas sustancias e inhibe el de otras.
Algunas sustancias atraviesan la membrana pasivamente, otras lo hacen, activamente y requieren para este fin la intervención de transportadores que consumen energía; en tanto que otros transportadores funcionan sin utilizar energía.
Normalmente, y siempre que no esté intercalado algún mecanismo capaz de modificar el flujo de sustancias, tanto los solutos como los solventes migran del lugar de su mayor al de su menor concentración. Esta ley vale tanto para los compuestos liposolubles, como asimismo para aquellos que pasan por los poros de la membrana, como es el caso del agua y solutos en ella disueltos. Hay que recordar que, obviamente, la »concentración« del agua se hace menor a medida que aumenta la concentración de los solutos. Al definir la concentración de una solución acuosa como la cantidad de solutos en un volumen determinado de agua, hay que aceptar que el agua fluye del lugar de su mayor »concentración«, en que la concentración de solutos es por lo tanto menor, al lugar de su menor »concentración«, donde la concentración de los solutos es mayor. Con otras palabras: mayorconcentración de solutos significa menor volumen de agua y viceversa.
En la regulación del intercambio a través de la membrana celular intervienen numerosos factores, tales como la permeabilidad de la membrana misma, la eficacia de los mecanismos transportadores activos y pasivos y otros.
La capa lipoidica bimolecular de la membrana. está recubierta, tanto interior como exteriormente, por una película proteica de grosor monomolecular (véase figura 7). Es por cato que, como ya hemos dicho, el paso de una sustancia por esta capa lipoideoproteica depende de su solubilidad en grasa. Las sustancias liposolubles pasan libremente, independientemente de su tamaño molecular. Por el contrario, el paso de las sustancias insolubles en grasa es inversamente proporcional a su tamaño molecular. Esto se debe a que los poros, que serían verdaderos orificios submicroscópicos y cuyas paredes están revestidas por la película proteica ya mencionada, tienen diámetros muy reducidos, a consecuencia de lo cual el agua y las sustancias hidrosolubles fluyen por ellos lentamente. En cuanto a los solutos, pasarán sólo aquellos cuyo tamaño molecular sea igual o inferior al diámetro del poro.
Puede decirse, por lo tanto, que cl agua. pasa lenta pero libremente, y que el paso de los solutos depende de su tamaño molecular. La permeabilidad de la membrana celular es para el agua menor que la de la pared capilar. Su paso depende de la gradiente de concentración, así que, una célula suspendida en una solución hipoosmótica, absorbí y una suspendida en solución hiperosmótica entrega agua, con lo que aumenta o disminuya respectivamente su tamaño. El intercambio libre de agua entre los líquidos extra e intracelular asegura la constancia de su composición y compensa los cambios de osmolaridad.
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