La concentración de la bilis en la vesícula es 5 a 6 veces superior a la de la bilis recién secretada por el hígado. El aumento de la concentración se debe a la absorción de sales y agua por la mucosa vesicular que secreta además un líquido mucoso que altera la coloración de la bilis tornándola oscura y viscosa.
El alto contenido de Na+ y bicarbonato de la bilis contribuye eficazmente a la neutralización del contenido gástrico ácido que llega al duodeno. La rapidez con que se realiza esta neutralización impide que la pepsina mediante su efecto digestivo destruya las enzimas pancreáticas de carácter proteico. La presencia de bilis en el intestino adquiere especial importancia cuando el alimento ingerido es rico en grasas, debido a la intervención de los ácidos y sales biliares en su digestión y absorción.
Fig. 78 Regulación del vaciamiento de la vesícula
Durante el ayuno la vesícula biliar está relajada y el esfínter de Oddi aumenta su contracción tónica. Como la secreción de la bilis es continua, durante el ayuno se almacena en la vesícula. La ingestión de alimentos es el estímulo que produce la contracción de la musculatura lisa vesicular, la relajación del esfínter de Oddi y el paso de la bilis al duodeno. Este ciclo de contracción vesicular y relajación esfinteriana es periódico, se produce cada 30 minutos aproximadamente y causa así un flujo intermitente de bilis al duodeno. Las contracciones vesiculares son de poca intensidad y tienen poca importancia. El vaciamiento intermitente está condicionado primordialmente por la abertura y cierre periódico del esfínter y por las contracciones rítmicas del duodeno que varían la presión intraduodenal. Si esta se hace superior a la presión intracoledociana, la bilis deja de fluir al duodeno aun cuando el esfínter de Oddi esté relajado.Dos mecanismos regulan las contracciones de la vesícula, uno humoral y otro nervioso reflejo. Con la llegada de ciertos alimentos (grasas, huevos y otros) al duodeno, se inician las contracciones vesiculares.
A causa de que la presencia de alimentos en el duodeno estimula también la secreción de jugo pancreático, éste aparece en el duodeno simultáneamente con la bilis.
La musculatura lisa de la vesícula y la del esfínter de Oddi está inervada tanto por el vago como por el simpático. El vago contrae la vesícula y al mismo tiempo causa la relajación del esfínter, contribuyendo al vaciamiento vesicular Los efectos del simpático son opuestos y, por lo tanto, su estimulación impide, o por lo menos retarda, la llegada de bilis al intestino. La distensión del estómago y del duodeno activa un reflejo, cuya vía eferente está constituida por fibras vagales y que causa el vaciamiento vesicular. Sin embargo, la vagotomía bilateral no altera significativamente el vaciamiento. Se ha demostrado que éste es controlado por un mecanismo humoral además del mecanismo nervioso anteriormente descrito.
La regulación humoral se inicia en el duodeno, cuya mucosa, bajo la acción de los alimentos (especialmente grasas neutras y los productos de su digestión), secreta una hormona, pancreozimina (denominada antiguamente colecistoquinina), de efecto similar al obtenido por la estimulación del vago. La regulación humoral del vaciamiento supera en importancia a los mecanismos nerviosos. Se acepta en la actualidad que la contracción vesicular es inicialmente refleja y que sólo en una segunda fase interviene el mecanismo humoral.
El control del flujo de bilis y del vaciamiento de la vesícula está representado esquemáticamente en la figura 78.
El tono de la musculatura lisa de la vesícula depende predominantemente del vago y en menor grado del simpático. Las flechas del lado derecho indican las influencias que el estómago ejerce sobre la vesícula (reflejo gastrovesicular).
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