Como ya vimos en la segunda unidad, fue Louis Pasteur quien demostró que algunas bacterias son la causa de ciertas enfermedades infecciosas o contagiosas. Antes de él, muchos científicos y médicos ya tenían argumentos en favor de la teoría de los gérmenes como causa de enfermedad.
Robert Koch, médico microbiólogo alemán descubridor del agente causante de la tuberculosis y del cólera, estableció los llamados postulados de Koch para las enfermedades infecciosas, que señalan:
- El agente causante (el microorganismo) ha de encontrarse siempre asociado a la enfermedad.
- El microorganismo ha de ser aislado a partir de lesiones y obtenido en cultivo puro en el laboratorio.
- Este cultivo puro inoculado a un animal susceptible debe producir enfermedad.
- Se debe aislar el mismo microorganismo en cultivo puro realizado a partir de lesiones del animal infectado experimentalmente.
- Se debe demostrar la aparición de defensas específicas contra el agente causante tanto en el enfermo como en el animal infectado experimentalmente.
El término infección implica acción competitiva y antagonista entre dos seres vivos, el huésped y el parásito. Si el parásito tiene éxito, aparece la enfermedad; cuando esto ocurre recibe el nombre de agente patógeno.


La patogenicidad se puede definir como la capacidad que tienen los microorganismos para penetrar en el huésped y producirle enfermedad. Un microorganismo patógeno puede serlo en mayor o menor grado, hablándose entonces de virulencia. Así pues, un microbio será muy virulento si su capacidad para producir enfermedad es muy alta.
La virulencia de un agente patógeno depende de: -
Las propiedades inherentes al propio microorganismo.
- En algunos casos el microbio produce en el enfermo toxinas o sustancias venenosas para determinadas células del hésped. Esta toxina puede detectarse en la sangre del enfermo, hablándose entonces de toxemia.
- En otros casos, la enfermedad no se adquiere por toxinas sintetizadas por microbios en el organismo humano, sino por la ingestión de alimentos contaminados con toxinas.
- Otras veces no se producen toxinas, pero sí alteraciones fisiológicas y metabólicas variables según la enfermedad infecciosa, y que se manifiestan con unos síntomas determinados.
- La virulencia de algunos microorganismos se debe a determinadas enzimas que favorecen la capacidad de penetración. Así por ejemplo, la colagenasa destruye el colágeno de la piel, huesos, cartílagos o músculos. La lecitinasa provoca la lisis de los eritrocitos, y la coagulasa activa el proceso de coagulación de la sangre; todas estas acciones favorecen directa o indirectamente la expansión del agente patógeno en el huésped.
- La respuesta inmunitaria de nuestro organismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario