Si hay algo frustrante y capaz de separar a una pareja, además de provocar trastornos tan graves como la depresión, es el saber que no puedes tener hijos.
A partir del momento en que nos enteramos de la situación, es cuando todo cambia y comienza un estado de incertidumbre sin saber si algún día será posible. Iniciamos una búsqueda de tratamientos y alternativas posibles para hacer realidad nuestro sueño: Ser padres.
Una de las opciones disponibles es sin duda la Fecundación in vitro.
El proceso se realiza a través de la fecundación de los óvulos en un laboratorio, éstos luego de dos o tres días los embriones son introducidos en el ovario de la mujer.
El embarazo tiene lugar entre un 30 y 40% de los casos pero depende mucho de la causa y origen del problema por el cual ha tenido que recurrir a éste método.
Actualmente se encuentra cubierto por la Seguridad Social siempre y cuando no sea mayor de 40 años.
El proceso prácticamente es tolerable, a veces se utiliza una anestesia general o en caso también una sedación moderada. Tiene una duración aproximada de tres semanas.
Los riesgos son embarazo múltiple, abortos espontáneos y pre-eclampsia, que consiste en el aumento de la tensión arterial.
En caso de que decidas someterte a una fecundación in vitro, es muy recomendable que comiences con suficiente antelación a cuidarte y tener hábitos saludables, si eres fumadora, dejar el tabaco, llevar una alimentación sana y equilibrada, hacer ejercicio de forma regular, realizarte un chequeo médico para confirmar que tus niveles de hierro son óptimos y demás controles rutinarios como diabetes, colesterol etc.
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