martes, 12 de abril de 2011

Obesidad en el embarazo

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Se considera una obesa embarazada a aquella mujer que comienza su embarazo con un exceso de peso promedio del 20 % o más para su peso teórico ideal. Para considerar a una embarazada obesa se toma como parámetro un aumento de más de 15 kilogramos al término de la gestación.
Siendo uno u otro el caso, ambas tienen mayores probabilidades de sufrir complicaciones durante su embarazo. Por ejemplo:
a) Tiene siete veces más posibilidades de sufrir hipertensión.
b) Tiene muchas más posibilidades de sufrir hemorragias en el parto.
c) Tiene más posibilidades de sufrir edemas, hinchazón, etc.
d) Tiene más probabilidades de padecer várices.
e) Trabajo de parto prolongado (en un porcentaje del 25 %).
f) Cesáreas con complicaciones (en un porcentaje del 33 %).
g) Diabetes después del embarazo en un porcentaje de hasta el 40 %.
h) Peso del recién nacido más alto de lo normal.
El control de peso de la embarazada con problemas de obesidad debe estar bajo un estricto control médico, ya que cualquier deficiencia o trastorno en las calorías de la dieta, puede influir negativamente en el bebé y en ella misma. La embarazada no debe bajar de peso, sino aumentar entre 9 y 11 kilogramos.
En este sentido, debe señalarse que una dieta hipocalórica no debe contener una cantidad inferior a las 1.600 calorías diarias, ya que de lo contrario se determinaría un inadecuado aprovechamiento de las proteínas de la dieta, aún cuando su aporte sea mayor de lo habitual. Durante la lactancia, debe observarse la misma conducta, con un aumento de calorías hasta las 1.800 diarias.
Debe tener en cuenta siempre que su problema de obesidad se resolverá en el futuro, con posterioridad a la gestación y al parto de su bebé; además se aconseja tener en cuenta la dieta del apéndice, y observarla si es posible antes de quedar embarazada.
Entre el 30 % y el 40 % del peso adquirido durante el embarazo se conserva después del parto (entre 3 y 4 kilogramos en un embarazo normal). Los kilos de más debidos a una alimentación hipercalórica son más difíciles de perder después y, a menudo, el mismo problema de exceso de peso se repite en los embarazos posteriores. Lo que debe tenerse en cuenta para que el embarazo no transforme por completo el cuerpo de la mujer es la alimentación y el deseo de que ese cambio no signifique trastornos ni en la salud de la embarazada ni en la del bebé.
Hay que excluir cualquier tipo de medicamentos para cortar el apetito, así como los diuréticos y las hormonas tiroideas; fármacos peligrosos de por sí, y prohibidos por completo durante el período del embarazo debido a los efectos nocivos para el feto.
Pero el estar demasiado obesa es también un riesgo para la gestante. El aumento de peso implica un incremento de trabajo del hígado, de los riñones y del aparato circulatorio; lo que significaría añadir a los esfuerzos del cuerpo para llevar adelante el embarazo problemas propios de la obesidad (hipertensión, diabetes, edemas, hinchazón, etc.). Lo ideal sería comenzar con el peso ideal y en buena forma, para que posteriormente el control del peso no se transforme en una obsesión ni para el médico ni para la embarazada.

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Lcda. en Enfermería. Msc.Gerencia de Salud Pública. Diplomatura en: Docencia, Metodología e Investigación, Nefrología y Salud Ocupacional. Actualmente Bacherlor y Master en Ciencias Gerenciales.