Podemos considerar que la paternidad se inicia en los 9 meses de embarazo. Es un período único repleto de expectativas, preocupaciones, temores y cambios de todo tipo.
En el período de gestación se inicia la construcción de una relación afectiva de los padres con el hijo. Son múltiples las fantasías que se experimentan alrededor de su nombre, su aspecto y sus virtudes.
Un momento especial es cuando, gracias a las ecografías, los protagonistas empiezan a reconocer a ese niño como un nuevo ser.
Durante el embarazo convive el hijo imaginario, con el hijo real que se está formando. Es frecuente que la mamá perciba cierta "personalidad del bebé", dependiendo del tipo de movimiento que efectúa y de la interpretación que ella hace, "es muy tranquilo", "le gusta la música", "se siente feliz cuando oye a su padre", etc. Los primeros movimientos aportan la emoción de poder sentirlo con vida propia, y se inicia la comunicación entre los padres y el bebé, se empieza a "gestar" así el vínculo afectivo.
Con el nacimiento se produce el anhelado encuentro, las ilusiones y deseos vividos, toman ahora la forma de un niño particular. Este encuentro entre realidad y deseo es parte esencial de la nueva relación familiar y la manera que se asume influirá en la felicidad futura del bebé y en su desarrollo como persona. Cada pareja tiene una forma sigular de vivir esta nueva situación y a partir de aquí construir su particular familia.
El nacimiento convierte a la mujer y al hombre en padre y madre al mismo tiempo que da inicio a otra etapa de la vida adulta: la vida en familia.
Extracto del "Manual didáctico para la escuela de Padres"
F.E.PA.D.
5º Edición
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