La debilidad muscular y los problemas de equilibrio se encuentran asociados al aumento del riesgo de caídas en los mayores (Hausdorff JM et al., 2001). Las caídas domésticas, resultantes de la pérdida de equilibrio, es la causa más común de las fracturas óseas en los mayores (Jesup JV et al., 2003). Los programas de ejercicio físico son utilizados como estrategia de intervención no farmacológica. Diversos estudios han utilizado estos programas de ejercicio para prevenir las fracturas óseas como consecuencia de las caídas, principalmente en poblaciones mayores. Por otro lado, las pocas investigaciones existentes, presentan adaptaciones provocadas que producen en su mayoría, reducción de la grasa corporal, aumento de la masa y fuerza muscular, del equilibrio, flexibilidad y tiempo de reacción (Heinonen A et al., 1999; Kannus P et al., 1994; Roelants M, Delecluse C, Goris M et al., 2004).
Así, si pretendemos actuar en la prevención de las caídas hay que aumentar la fuerza muscular, el equilibrio y la densidad mineral ósea. Con el propósito de atenuar la disminución de estas 3 facultades físicas, varios han sido los tipos de programa prescritos. Se han empleado distintos tipos de entrenamiento de fuerza, de programas aeróbicos, en tierra y en el medio acuático.
La literatura científica más reciente describe los efectos del ejercicio vibratorio en el hueso (Torvinen S et al., 2003; Verschueren S et al., 2004), en el equilibrio (Bruyere O et al., 2005), en la fuerza de las piernas (Delecluse C et al., 2003; Issurin V et al., 1994; Issurin V et al., 1999; Torvinen S, Kannus P et al., 2002a), en la fuerza muscular (Cardinale M et al., 2003) y en la terapia de dolores de espalda (Rittweger J, Just K et al., 2002). Sin embargo, no se conocen los efectos de EV en la fuerza isocinética en mayores. Además, no se conocen los efectos del EV de baja intensidad en la fuerza muscular, en el equilibrio y en la DMO en poblaciones de mayores. Los pocos estudios sobre los efectos de las medias/altas intensidades de vibración nos han dado algunas indicaciones para estudiar más en detalle este tipo de entrenamiento, pero buscando adaptaciones importantes para poblaciones mayores con vista a la prevención de caídas. Por otro lado, las pocas investigaciones existentes, presentan adaptaciones provocadas en su mayoría por un periodo de intervención más corto que el presente estudio (8 meses). Estos periodos de intervención posiblemente fueron escasos para obtener los efectos en determinados parámetros como p.e. en la densidad mineral ósea.
Con el propósito de esclarecer estos vacíos científicos, se trazó el siguiente objetivo: 1 ¿ Comparar el efecto del ejercicio vibratorio de baja intensidad y de un programa de caminar sobre la masa ósea y condición física en mujeres posmenopáusicas.
El objetivo general se concreta en dos objetivos más específicos: a) Comparar los efectos de un programa de 8 meses de entrenamiento vibratorio de baja intensidad en la DMO de la cadera y columna con un programa de caminar en mujeres posmenopáusicas.
b) Comparar los efectos de 8 meses de entrenamiento vibratorio de baja intensidad en la condición física, con un programa de caminar en mujeres posmenopáusicas.
Consecuentemente, las hipótesis de esta tesis son: 1 ¿ El programa de ejercicio vibratorio propuesto es más eficaz que un programa de caminar para prevenir la pérdida de masa ósea.
2 ¿ El programa de ejercicio vibratorio propuesto es más eficaz que un programa de caminar para mejorar la condición física.
Para alcanzar los objetivos presentados y contrastar las hipótesis se utilizó una muestra de 36 mujeres posmenopáusicas y con capacidad física para cumplir el programa de ejercicio y con edades comprendidas entre 60 y 80 años. Estas fueron distribuidas aleatoriamente en un grupo de ejercicio vibratorio (GEV = 18) o un grupo de caminar (GC = 18). Cuatro sujetos de cada grupo no completaron los respectivos programas. Así, fueron incluidos para análisis 14 sujetos en cada grupo. Ambos programas de entrenamiento tuvieron una duración de 8 meses.
Los sujetos del GEV siguieron su programa con una frecuencia del entrenamiento de tres sesiones semanales con al menos un día de descanso entre cada dos sesiones. El ejercicio vibratorio fue realizado con los sujetos en posición erecta, con los pies sobre la plataforma. Los sujetos permanecieron en la plataforma con sus pies paralelos en relación al eje de la plataforma que les transmitía una oscilación lateral en todo su cuerpo.
Durante el entrenamiento, los sujetos no tenían ningún tipo de zapatillas deportivas con el fin de estandarizar el impacto recibido y evitar el amortiguamiento del impacto causado por su utilización. El ángulo de las rodillas ha sido determinado en 120º de flexión. Durante las primeras dos semanas de entrenamiento, el GEV realizó tres series de un minuto con una intensidad de vibración de 12,6 Hz, cumpliendo 1 minuto de pausa entre cada una. La carga del entrenamiento aumentó sistemáticamente a lo largo de las 6 semanas siguientes (1 serie cada dos semanas hasta lograr las 6 series que se pretendían como carga en el presente estudio). La amplitud seleccionada ha sido de 3 mm. La duración de cada entrenamiento rondó los 30 minutos e incluyó un calentamiento de 10 minutos compuesto por 5 minutos pedaleando en un ciclo ergómetro (Monark) a 25 W, seguido de 5 minutos de estiramientos de los miembros inferiores. El programa fue supervisado por dos graduados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Los sujetos asignados al GC siguieron su programa de ejercicio en el exterior. Cada sesión duró cerca de una hora y consistió en caminar a una velocidad confortable. La frecuencia semanal fue de 3 sesiones. Al final de cada sesión realizaron ejercicios de estiramiento muscular. Este grupo fue supervisado por dos asistentes, graduados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario