miércoles, 13 de abril de 2011

Onicomicosis; infección de las uñas por hongos



Las infecciones por hongos en las uñas son muy frecuentes. En casi todos los casos la infección se localiza en las uñas de los pies. Se estima que la sufren entre un 5 a 15 % de la población, según los diferentes estudios que existen.
¿Qué segmentos de la población tienen más riesgo de sufrirlas?:
Ancianos, diabéticos, enfermedades de la piel como la psoriasis, enfermos con defensas bajas (inmunodeficiencias), o que estén en contacto frecuente con duchas o vestuarios comunes, o que usen sus manos para trabajos en contacto con el agua (lavar platos por ej.).

La colonización se puede producir por varios tipos de hongos; los más frecuentes, los denominados dermatofitos (la afectación de la uña por ellos) que son hongos especializados en colonizar la estructura de la piel humana, y que causan habitualmente las localizaciones en otras zonas, por ej. entre los dedos de los pies.

También pueden colonizarse por levaduras y mohos no dermatifitos. Dado que según que hongo sea, el tratamiento será diferente, es necesario recoger siempre una muestra para proceder al estudio microbiológico de la misma y poner un tratamiento adecuado para el tipo de hongo de que se trate.
La más común, la infección causada por los dermatofitos produce un cuadro clínico apenas sintomático y que va progresando poco a poco.

La uña se va colonizando progresivamente y va adquiriendo una forma muy característica; se va volviendo opaca y blanquecina/amarillenta, como engrosada y quebradiza. Si el proceso se deja prosperar, puede acabar desprendiéndose.No produce dolor.

En algunos casos la clínica es mucho más leve, dando únicamente unas manchas blancas en las uñas, pero sin progresar las lesiones.
Se presenta en personas con higiene deficiente de las uñas o del calzado, o usuarios de instalaciones con humedad constante y donde se camina descalza (vestuarios, piscinas…), que son dos características que favorecen su transmisión.

Las lesiones por levaduras se suelen localizar en las manos, y al contrario de las de los pies, producen inflamación y dolor, con enrojecimiento de la zona adyacente a la uña, y si se presiona, dolor añadido.
Suele presentarse en profesiones que mantienen constantemente las manos en el agua sin protección.
Cuando se observa un cuadro de estas características, se debe realizar un diagnóstico diferencial con otros procesos que den clínica similar, como la psoriasis, el liquen plano, las afecciones de las uñas secundarias a traumatismos previos, y otras entidades.

Aunque casi siempre el diagnóstico clínico es acertado, es conveniente realizar un cultivo de una muestra tomada de las uñas para confirmar la infección por hongos y determinar por cual de ellos es, ya que dependiendo de esto los tratamientos serán con diferentes compuestos y diferente duración.
Es importante tener en cuenta para el tratamiento si el paciente es sano o, por el contrario, padece enfermedades que le predispongan a este tipo de infecciones, como diabetes, inmunodeficiencias (por ej. infección por VIH), y que tipo de circunstancias pueden estar favoreciendo la infección; contacto constante con agua (estancia frecuente en piscinas y vestuarios húmedos), trabajo con las manos en humedad, exposición a traumatismos frecuentes…

En el tratamiento utilizaremos medicaciones específicas contra los hongos.Si la afectación es leve, se puede comenzar con tratamientos tópicos, en forma de cremas aplicadas localmente.
El problema es que suelen necesitarse largos periodos de tratamiento y pueden ser inefectivos ya que les cuesta penetrar en la uña y difundir el tratamiento por toda ella.

La forma más específica actualmente es aplicarla en forma de lacas, ya que asegura mayor duración del contacto del fármaco con la uña infectada, y por tanto, mayor efectividad del mismo.

El más efectivo parecen ser los compuestos a base de amorolfina que penetra bien en la uña y no se absorve a nivel sistémico. La laca se aplica 2 veces por semana y hay que mantener el tratamiento durante 9-12 meses en los pies, y 6 meses en las manos.

Si la afectación es más intensa (la mayoría de los casos) o fracasa el tratamientio tópico, se debe dar el tratamiento por vía oral, aunque tambiém se ha comprobado que la combinación de tratamientos mixtos (tópicos y sistémicos) mejora la efectividad del mismo. Los más efectivos son los compuestos de terbinafina e itraconazol.

El ketoconazol es efectivo también, pero es más hepatotóxico que los dos anteriores.
Los tratamiento deben durar alrededor de 12 semanas en los pies y 6 semanas en las manos para ser efectivos. Se acompañarán de la limpieza mecánica de las uñas, retirando las capas que se puedan, mediante limado de las mismas, ya que están contaminadas por los hongos.

Se deben monitorizar analíticamente las cifras de enzimas hepáticas (transaminasas) ya que los dos son hepatotóxicos (ambos se metabolizan en el hígado) en cierta medida. También dan como efectos secundarios dolor de cabeza y molestias gastrointestinales.

Si la matriz de la uña está muy afectada, debe ser eliminada la uña en su totalidad mediante la extirpación quirúrgica de la misma. También pueden utilizarse compuestos de urea, que asociados localmente a los antifúngicos, mejoran la efectividad de estos al destruir las capas enfermas de las uñas y mejorar la penetración del fármaco.

Aunque el proceso se cure (demostrado porque en los cultivos ya no crecen los hongos), suele quedar un adistrofia ungueal, incluso con deformidad de la uña, que puede llegar a ser antiestética.
Otras veces, la dificultad de seguir el tratamiento correctamente hace que este fracase, y en otros casos, recurren a pesar de haberse curado.
Una revisión correcta de los factores de riesgo y de su prevención, además del tratamiento correcto, en tiempo y forma, suelen acabar con este problema.

Para evitar las infecciones recurrentes, es conveniente repasar los factores de riesgo a evitar:
- Se deben secar correctamente las uñas después de ducharse, ya que la humedad favorece las infecciones.También asegurarse del secado correcto entre los dedos.
- No lavar la ropa o la vajilla con detergentes fuertes, y evitar que estos tengan conrtacto diario con las manos. Usar guantes, revestidos con algodón interior, para evitar el sudor y la humedad.
- Usar calzado apropiado, que transpire, para evitar la humedad y la colonización de los zapatos por los hongos. Si es necesario, tire esos zapatos.
- Respecto a los calcetines, deben ser de algodón o de hilo natural, rechazando las firbras sintéticas. Cámbiese de calcetines todos los días.

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Lcda. en Enfermería. Msc.Gerencia de Salud Pública. Diplomatura en: Docencia, Metodología e Investigación, Nefrología y Salud Ocupacional. Actualmente Bacherlor y Master en Ciencias Gerenciales.